Además aseguró que se trata de "una cuestión demasiado seria como para dejarla solamente en manos de jueces y fiscales", por lo que consideró que las decisiones "las tiene que tomar el Estado en su conjunto".
El fiscal federal Federico Delgado consideró hoy que el debate sobre las excarcelaciones a determinados detenidos, en el marco del aislamiento por el coronavirus, “se está simplificando de una manera atroz y peligrosa” y remarcó que, si el virus entra en las cárceles, “va a causar estragos”.
Además, el fiscal dijo que se trata de “una cuestión demasiado seria como para dejarla solamente en manos de jueces y fiscales”, por lo que consideró que las decisiones “las tiene que tomar el Estado en su conjunto”.
“El coronavirus es como un fantasma que recorre el mundo: en la Argentina, lugar que pasa, lugar que deja visible el modo en el que vivimos, y muestra las cosas que no funcionan”, sostuvo hoy Delgado en diálogo con la radio online FutuRöck.
Allí, además, consideró que “la Justicia tiene problemas estructurales, y las cárceles son uno de esos problemas”.
Para el fiscal, el debate respecto de la posibilidad de que les conceda el beneficio de prisión domiciliaria a algunos detenidos en el marco de la pandemia de coronavirus, “se está simplificando de una manera atroz y peligrosa”.
“Nuestras cárceles son depósitos de personas. A la gente se la objetualiza”, dijo Delgado y explicó que el país “empezó a aplicar la prisión preventiva como una especie de mecanismo de control social, y un montón de personas vulnerables -hayan o no delinquido- han sido depositadas en la cárcel de manera acrítica”.
En ese marco, el fiscal explicó que, “como son personas realmente invisibles, y por eso no se transforman en un problema político real, fueron pasando los años; y ahora nos damos cuenta que tenemos cárceles atestadas de gente, que son un depósito en donde se come mal, se vive mal, la salud es muy pobre, y con una amenaza de un virus que si entra va a causar estragos”.
“Todo lo que digamos desde cualquier perspectiva filosófica, o seria, poco seria o chicana, carece de sentido porque ahora hay un problema práctico que tiene que ver con que esas personas que están en la cárcel no son cosas: son personas, tienen derechos, y el Estado no las puede matar”, afirmó Delgado.
Aclaró, también, que “ningún juez dijo ‘larguen a los femicidas, o a los violadores'” y precisó que “algunos tribunales empezaron a bajar criterios e invitaron a sus subordinados a que revisen las prisiones preventivas y que, en aquellos casos en donde hay personas muy enfermas y más vulnerables al virus, y encima cometieron delitos menores, que agudicen el ingenio y utilicen algún otro modo de garantizar que cumplan la prisión preventiva en alguna otra modalidad que no sea depositados en las cárceles”.
Finalmente, Delgado consideró que “la cuestión es demasiado seria como para dejarla solamente en manos de los jueces y fiscales”, y planteó que “es una decisión que tiene que tomar el Estado en su conjunto”.
“Con la urgencia del caso, hay que tratar de ser creativos y oír todas las voces: es una cuestión para trabajar con mucha responsabilidad pero también con mucho sentido común”, concluyó.